El virtual presidente electo de Nicaragua, el liberal Enrique Bolaños, tendrá como principales retos el combate a corrupción y la pobreza, que ha motivado la emigración de cientos de miles de sus compatriotas.
La pobreza de este país centroamericano aqueja al 70 por ciento de sus 4.8 de millones de habitantes, de los cuales cientos de miles han emigrado hacia Costa Rica o Estados Unidos en busca de trabajo para sobrevivir.
La pobreza se acrecentó en los últimos años en Nicaragua como consecuencia de la devastación provocada por el huracán Mitch, en octubre y noviembre de 1998, que dejó pérdidas por unos mil 500 millones de dólares junto a la caída en picada de los precios del café.
Una sequía que afectó este año al país también lanzó al desempleo a miles de familias, que perdieron su trabajo o las cosechas, y obligó a muchos a marchar a la ciudad a engrosar los anillos de miseria.
Junto a la pobreza y el desempleo, el nuevo gobierno deberá también combatir la corrupción, un mal que aqueja al país desde la dictadura de la familia de Anastasio Somoza, que gobernó durante cuatro décadas hasta que las guerrillas del FSLN la derrocaron en julio de 1979.
Al saqueo de los Somoza, siguió la denominada piñata sandinista”, entre febrero y abril de 1990, cuando los dirigentes de esa agrupación se apropiaron de bienes del Estado, haciendas y empresas, una vez que perdieron las elecciones frente a Violeta Barrios de Chamoro.
El gobierno de Barrios de Chamorro también fue acusado de corrupción y luego vino en 1996 el gobierno de Arnoldo Alemán, a quien sus críticos y la prensa acusan de haber amasado una fortuna que ronda los 250 millones de dólares.