En Quinta Normal, uno de los barrios más pobres de Santiago, está el único cementerio de computadoras de Chile, donde se apilan más de seis mil equipos a la espera de que una mano experta los resucite. Gastón Herrera, mecánico de profesión y único dueño fundador del “negocio del chip”, se dedica al reciclaje de computadoras desde 1978 por consejo de un gerente de IBM.
Así, llenó un paraje de cuatro mil 300 metros cuadrados de monitores, teclados, ratones y gigantescas computadoras de la década de los setenta, los cuales desarmaba y vendía por piezas.
En esa época extraía cobre, aluminio, zinc e incluso plata de algunas computadoras, pero ahora es cada vez es más difícil encontrar piezas metálicas, todo es plástico, se queja. La gente prefiere las piezas metálicas por su fácil instalación y porque garantizan un mejor funcionamiento de los equipos. El cementerio vende 20 toneladas de componentes.