Circuló durante cien años una falsa novela de Verne

1) En 1886 Julio Verne perdió el optimismo; comenzó a escribir novelas apocalípticas como La invasión del mar —que nunca terminó y jamás conoceremos— y El eterno Adán. En la primera, las aguas invadían Europa arrasándolo todo; en la segunda, un cataclismo devastaba la Tierra, haciendo que los supervivientes retrocedieran hasta el salvajismo. Después de publicar más de 70 novelas, que incluso le habían permitido adquirir un yate a vapor, el autor de 20,000 leguas de viaje submarino había dejado de tener motivos suficientes para la alegría: en un ataque de demencia, fue herido en una pierna por su sobrino favorito, Gastón, quien tuvo que ser encerrado en un manicomio; y luego, en rápida sucesión, sufrió la muerte de su editor, a quien quería como a un padre, así como las de su madre y su hermano. Padecía, por lo demás, dolencias gástricas y desmayos; sufrió una parálisis facial y por fin la diabetes, que comenzó por quitarle la vista y el oído, y años después terminó por matarlo. Una tarde le escribió a su hermana: “Cada vez veo peor, querida hermana. He perdido también un oído; gracias a esto sólo corro el peligro de oír la mitad de las tonterías y de las mezquindades que corren en el mundo. Es una gran consolación”.

El 24 de marzo de 1905, el hombre que había anticipado los detalles de la que 113 años después sería la primera misión a la Luna, murió finalmente en su casa de Amiens. “Sed buenos”, fueron sus últimas palabras. En los cajones de su escritorio, sus familiares hallaron cinco manuscritos. Uno de ellos se titulaba El hermoso Danubio amarillo.

2) Como novelista, Verne había representado un fenómeno editorial sólo comparable al de Alejandro Dumas —con quien alguna vez estuvo a punto de irse a duelo, aunque terminó comiendo tortillas a la nantesina—. En cambio fue un mal padre: poco después del nacimiento de su hijo Michel comenzó a quejarse porque los llantos le impedían trabajar y años más tarde, después de rodearlo de olvido y frialdad, optó por enviarlo a un reformatorio “para que le enderecen”. Los años que el joven pasó en ese sitio lo traumatizaron de tal manera que debió recibir un tratamiento psiquiátrico propio de la época, y que fue mucho peor que el padecimiento de su enfermedad. En todo caso, llegó convertido en un adolescente problemático y rebelde. Después de los años de reformatorio, Verne decidió desterrarlo como grumete en un barco que zarpaba rumbo a la India, y cuando cumplió veinte años terminó por echarlo de la casa: Michel se casó con una cantante y recibió de su padre una generosa pensión; poco después se enredó con una joven de dieciséis años y comenzó a emprender catastróficos negocios que el dinero de Verne siempre respaldaba.

Entonces el viejo novelista murió y Michel descubrió en sus cajones los cinco manuscritos. De ese modo comenzó una impostura que habría de durar casi un siglo.

3)El hermoso Danubio amarillo es una novela de aventuras “sobre el contrabando en el imperio austro-húngaro” que fue publicada en 1908 con el título de Piloto del Danubio y que no obtuvo éxito alguno. De hecho, durante los cien años siguientes fue considerada una de las peores novelas entre las peores novelas escritas por Verne. Hoy se sabe por qué. Según reveló ayer el diario francés Le Figaro, cuando el editor Jules Hetzel—debía ser hijo del Hetzel que llevó a Verne a la fama— leyó el manuscrito, “se sintió muy incómodo porque no le gustaban ni el tono, ni el lugar, ni la época, ni la psicología de los personajes”. Así que le pidió a Michel que “corrigiese” el texto. La corrección, afirma el diario, consistió en una reescritura casi completa de la novela: de los 16 capítulos del manuscrito original, sólo el primero permaneció intacto.

“Entre los dos Danubios, el del Verne padre y el del Verne hijo, no hay nada en común excepto el primer capítulo y el escenario de la acción”, declaró Oliver Dumas, presidente de la Sociedad Julio Verne a Le Figaro.

 La impostura quedó descubierta cuando un experto en la obra de Verne, el investigador italiano Piero Gondolo della Riva, encontró entre los papeles de la familia Hetzel las copias mecanografiadas de los cinco manuscritos que, antes de morir, Verne había dejado en el cajón. Un día se le ocurió comparar El hermoso Danubio amarillo original con la versión publicada en 1908 y entonces todo salió a flote. Hoy, la editorial Archipel acaba de publicar en Francia el verdadero Danubio. Pero la pregunta sigue abierta: ¿las obras póstumas de Kafka serán en verdad las obras póstumas de Kafka? Lo cierto es que la vida de Michel Verne encierra una tragedia sin precedentes